María de los Ángeles Fernández, de 44 años, fue hallada sin vida en un zanjón. La autopsia no detectó lesiones, pero los investigadores sospechan que cayó —o fue empujada— desde un terraplén.
La ciudad de Goya quedó conmocionada tras el hallazgo del cuerpo sin vida de María de los Ángeles Fernández, una mujer de 44 años conocida por los vecinos como “Mari, la loca de los perros”, debido a que solía caminar acompañada por varios animales callejeros. Su muerte, ocurrida en circunstancias poco claras, mantiene en vilo a los investigadores y a la comunidad local.
El cuerpo fue encontrado el jueves por la noche, pasadas las 20, en un zanjón con agua del paraje La Soledad, a las afueras de la ciudad. La mujer había sido reportada como desaparecida el martes por su hermano, luego de que no regresara a su vivienda, una humilde casilla donde vivía sola.
Ese mismo día, la Policía halló el cadáver de un hombre colgado de un árbol, identificado como Gómez, quien había sido visto por última vez con Fernández. Según una cámara de seguridad, el sábado 18 de octubre ambos caminaban junto a un tercer hombre de apellido Romero, hoy considerado sospechoso por la Comisaría Sexta de Goya, que actúa bajo las órdenes de la Fiscalía local.
La autopsia, realizada en el Instituto Médico Forense de Corrientes, determinó que Fernández murió a causa de un paro cardiorrespiratorio y que no presentaba lesiones visibles. Sin embargo, los investigadores no descartan que haya sido empujada desde un terraplén de más de dos metros de altura, construido hace tres décadas como defensa contra inundaciones.
El cuerpo fue hallado semi sumergido y en avanzado estado de descomposición, y los peritos estiman que la muerte se produjo el mismo día sábado en que fue vista por última vez.
Aunque no existen pruebas firmes que vinculen el caso con un femicidio, los familiares de la víctima sostienen que el deceso fue traumático y reclaman que se profundice la investigación.
Vecinos de Goya recordaron en redes sociales a Mari como una mujer conocida por todos, que vivía en situación de calle, recolectaba objetos en el basurero municipal para sobrevivir y caminaba acompañada por cinco o seis perros, su única compañía constante.
