“Robo del siglo” en el Louvre: las 8 joyas extremadamente valiosas que se llevaron los ladrones

Otra prueba de que la realidad siempre supera a la ficción. El Museo del Louvre, en París, el más famoso del mundo, sufrió un robo “de película” o de un país tercermundista, según la simpatía o no que despierten los propios parisinos o los franceses.

En poco más de 5 minutos, 4 personas se llevaron joyas de una colección invalorable del museo. Para sumar más elementos increíbles a la trama, simularon ser obreros de una refacción en una de las alas del museo y con una grúa mecánica, desde el exterior subieron hasta un balcón, para cometer semejante “hazaña”.

Por el momento, nada se sabe de estos cuatro “mosqueteros del crimen”, como los han apodado en algún medio parisino. Lo que sí se desató, es una guerra de acusaciones entre el Ministerio de Cultura francés, las autoridades del Museo y el servicio de seguridad.

Pero veamos como es la colección del robo del siglo XXI en el Museo del Louvre.

Una corona: la pieza más notable, de valor incalculable, como La Gioconda

La más comentada, por su “valor” económico probable y su importancia histórica, es la corona de la emperatriz Eugénie (esposa de Napoleón III), que contenía alrededor de 1.354 diamantes y 56 esmeraldas. El presidente de la casa de subastas, Drouot, estimó que sólo esa corona “vale varias decenas de millones de euros”. Claro, si estuviera en manos de un particular que quisiera desprenderse de ella en una subasta, por ejemplo. Pero es una de las piezas más vista en esa galería del Louvre, por lo tanto, su valor, es imposible de calcular.

La corona de la emperatriz Beatriz (más conocida como Empress Eugénie, esposa de Napoleón III) es una de las joyas más emblemáticas de la Corona francesa y formaba parte de las piezas robadas del Louvre en 2025.

Riqueza de gemas: contenía más de 1.350 diamantes y 56 esmeraldas, algunas talladas en corte antiguo, que eran extremadamente raras y finamente trabajadas.

Diseño único: la corona tiene un estilo imperial francés del Segundo Imperio (1853-1870), con motivos florales y hojas de laurel, típicos de la iconografía napoleónica.

Valor histórico: además de su valor material, representa la legitimidad y el lujo de la corte de Napoleón III y la emperatriz Eugenia, siendo símbolo de poder y estatus de la monarquía francesa del siglo XIX.

La corona fue usada en ceremonias oficiales y recepciones de Estado, especialmente durante la época del Segundo Imperio francés.

La corona de la emperatriz Eugenia. (Foto: Gentileza el Tiempo)

La emperatriz Eugénie la llevaba en coronaciones, bailes de gala, y eventos diplomáticos, donde su brillo y diseño servían para proyectar prestigio y autoridad.

Después del fin del Segundo Imperio y la caída de Napoleón III, en 1870, la corona se convirtió en pieza de museo, conservada como parte del Tesoro de la Corona en el Louvre, y ya no se utilizaba en actos públicos.

Por fortuna lograron recuperarla, sin grandes daños y puede ser restaurada. Los ladrones, increíblemente, la perdieron cerca del museo en su escape en unas motos.

La diadema de perlas

La diadema era un complemento también utilizada por la emperatriz, esposa de Napoleón III. Repleta de perlas naturales, La diadema junto al broche de la emperatriz son los dos elementos más que figuran en la lista de las joyas robadas del museo.

La diadema de perlas, aun no fue recuperada por el museo. (Foto: Gentileza El Mundo)

El gran lazo de la emperatriz

El gran lazo de la emperatriz Eugenia (también conocido como broche en forma de lazo) es una pieza de joyería histórica que perteneció a Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III.

El gran lazo de la emperatriz, otra de las piezas robadas. (Foto: Gentileza Corriere della Sera)

Este broche fue diseñado por el joyero parisino François Kramer en 1855 y estaba compuesto por diamantes engastados en forma de un lazo, que Eugenia solía colocar en su corpiño. La pieza fue adquirida por el Museo del Louvre en 2014 y formaba parte de la colección de joyas del museo.

joya del cardenal Mazarino

El broche del cardenal Mazarino. ( Foto: Gentileza Corriere della Sera)

Es sin duda este broche con los diamantes de Mazarino. Se salvó de la venta de 1887 porque era un broche relicario y, al considerarse un objeto sagrado, no se puso en subasta. El broche del cardenal Mazarino es considerado una de las piezas más valiosas y representativas de la colección de joyas de la corona francesa, no solo por su valor material, sino también por su significado histórico y cultural.

El broche del cardenal Mazarino es una pieza histórica que perteneció a Jules Mazarin, también conocido como el cardenal Mazarino, quien fue ministro principal de Francia entre 1642 y 1661. Desempeñó un papel crucial en la política francesa durante el reinado de Luis XIV.

lugar del robo en el Louvre

El lugar de la galería del primer piso del Louvre, en dónde se produjo el increíble robo. (Foto: A24.com)

Una “gota” de diamante de la esposa de Napoleón

Entre las piezas sustraídas se menciona también las perlas en forma de gota de Josefina, la primera esposa de Napoleón, que pasaron a su hijo y luego a la hija del rey de Baviera, así como el collar de perlas que con el tiempo fue subastado, tanto por Christie’s como por Sotheby’s.

En el museo también estaba un conjunto de la última condesa de París, que los condes prefirieron vender de forma privada, compuesto por diadema, collar, pendientes, dos broches, un verdadero derroche de diamantes y zafiros.

También se llevaron una diadema, un collar de zafiros y unos pendientes de zafiros del ajuar de la reina María Amalia y de la reina Hortensia.

El robo ocurrió en el primer piso del ala Denon, sobre la “Petite Galerie”, construida bajo mandato del rey Luis XIV tras el incendio de 1661. Ese sector es uno de los 4 ingresos principales para los visitantes, al ingresar desde la gran prámide central.