El gaslighting es una forma de manipulación psicológica que busca que la víctima dude de sí misma. Expertas señalan las frases que deben encender las alarmas.
El gaslighting es una forma de manipulación emocional que afecta a miles de personas sin que se den cuenta. Se trata de un mecanismo mediante el cual la pareja logra que la víctima dude de su propia memoria, percepción o juicio, generando una dependencia peligrosa.
Según la psicóloga Alison Wood Brooks y la coach de citas Grace Lee, este tipo de manipulación suele mezclarse con gestos de aparente afecto, lo que lo hace difícil de detectar en etapas tempranas.
Entre las frases más comunes que utilizan los manipuladores están:
- “Solo intentaba ayudarte” → encubre críticas hirientes disfrazándolas de preocupación.
- “No quise decirlo de esa manera” → busca invalidar los sentimientos de la víctima, haciéndola dudar de sus emociones.
- “¿Por qué hacés un escándalo por esto?” → minimiza el daño causado y resta importancia al malestar del otro.
Las especialistas remarcan que, a diferencia de una relación sana —donde ambos buscan resolver conflictos—, en el gaslighting el manipulador se enfoca en convencer al otro de que está exagerando o equivocado.
Como alternativa, Brooks propone un modelo de discusión saludable:
- Repetir lo que el otro dijo para demostrar comprensión.
- Validar sus emociones, incluso si no se coincide.
- Recién entonces, exponer el propio punto de vista con calma.
La clave, advierten, es aprender a reconocer estas señales y no normalizar conductas que socavan la autoestima.