¿Pesadillas después de cenar queso? Un estudio sugiere que los lácteos podrían afectar la calidad del sueño

Científicos canadienses detectaron una relación entre la intolerancia a la lactosa y los sueños perturbadores. El malestar digestivo podría ser el culpable de tus noches agitadas.

Si alguna vez te despertaste agitado tras una noche de sueños extraños después de una cena cargada de queso, no estás solo. Un estudio reciente realizado en Canadá sugiere que consumir lácteos antes de dormir podría aumentar la probabilidad de tener pesadillas, especialmente en personas con intolerancia a la lactosa.

La investigación fue realizada por un equipo de la Universidad MacEwan, que encuestó a más de mil estudiantes universitarios. El resultado fue claro: aquellos que reportaron intolerancia a ciertos alimentos, en especial los lácteos, también indicaron tener más sueños vívidos o perturbadores y una peor calidad del sueño.

“Nuestros resultados confirman que la intolerancia a la lactosa predice sueños perturbadores”, explicó Russ Powell, psicólogo y coautor del estudio.

Lácteos, picantes y dulces: bajo sospecha

La conexión entre lo que comemos y lo que soñamos no es nueva, pero este estudio aporta evidencia científica a una creencia popular. Ya en 2015, el mismo equipo había encontrado que un 20% de las personas asociaban ciertos alimentos con sueños extraños. En esta nueva investigación, los lácteos, los alimentos picantes y los dulces volvieron a ser los más mencionados.

Aunque solo un 5,5% de los encuestados culpó directamente a la comida de sus pesadillas, el patrón fue constante: los lácteos fueron el denominador común entre quienes dijeron sufrir un descanso fragmentado y sueños angustiantes.

¿Qué tiene que ver el estómago con tus sueños?

Según los investigadores, los síntomas gastrointestinales como la hinchazón o el dolor estomacal podrían interrumpir el sueño o incluso filtrarse en el contenido de los sueños. Powell explicó que el cuerpo podría interpretar ese malestar como una señal de intoxicación, lo que activaría pesadillas como un mecanismo de defensa inconsciente.

El efecto sería similar al que provocan otros malestares físicos, como los cólicos menstruales o la fiebre, que también impactan negativamente en el descanso nocturno.

Próximos pasos de la investigación

El equipo ahora planea realizar estudios clínicos controlados para comparar el sueño de personas con y sin intolerancia a la lactosa, antes y después de consumir productos lácteos. También buscan explorar si las alergias alimentarias pueden influir en trastornos crónicos del sueño, como las pesadillas recurrentes.

Por ahora, si sos sensible a los lácteos y sufrís de sueños agitados, podría ser una buena idea evitar el queso o el helado antes de ir a dormir.