Batalla campal en Avellaneda: Independiente–U. de Chile terminó en violencia, heridos y más de 100 detenidos

El partido de la Copa Sudamericana se suspendió tras graves incidentes entre barras de ambos clubes. Hubo 12 heridos, corridas, golpizas y detenidos. Conmebol canceló el encuentro y se esperan sanciones. Bullrich calificó el hecho como “un espectáculo de violencia que duró tres horas”.

La noche del 21 de agosto se transformó en un verdadero escándalo en Avellaneda. El duelo entre Independiente y Universidad de Chile, por los octavos de final de la Copa Sudamericana, terminó en una batalla campal dentro del estadio que obligó a suspender el partido.

Todo comenzó en el inicio del segundo tiempo, cuando hinchas de la U. de Chile arrojaron butacas, escombros y hasta partes de sanitarios contra la tribuna de Independiente. Una bomba de estruendo y objetos contundentes provocaron los primeros heridos y el árbitro decidió detener el encuentro.

Lo que siguió fue un caos: corridas en los pasillos, enfrentamientos cuerpo a cuerpo y escenas brutales que quedaron registradas en videos difundidos en redes sociales. En las imágenes se ve a hinchas del Rojo golpeando y despojando de su ropa a simpatizantes chilenos, quienes fueron obligados a retirarse desnudos.

La policía desplegó un operativo de desalojo, pero no logró controlar de inmediato los disturbios. Según cifras oficiales, hubo al menos 12 heridos y más de 100 detenidos, incluidos menores de edad.

La Conmebol confirmó la cancelación definitiva del encuentro y anticipó que el caso será analizado por sus órganos disciplinarios. El presidente de Chile, Gabriel Boric, también se pronunció: “Nada justifica un linchamiento. Lo sucedido refleja violencia en las barras e irresponsabilidad en la organización”.

Desde la Universidad de Chile, su presidente Michael Clark advirtió: “De milagro no hay muertos. Fue una verdadera tragedia”.

El Ministerio de Seguridad de la Nación responsabilizó al gobernador bonaerense Axel Kicillof y al presidente de la AFA, Claudio Tapia, por el regreso de los visitantes sin medidas de prevención suficientes.

Lo cierto es que la violencia volvió a empañar al fútbol sudamericano, dejando otra noche de barbarie.