La peste negra en Corrientes: cuando las ratas trajeron muerte por el río

A principios del siglo XX, la peste bubónica llegó a Corrientes en buques infestados de ratas. Las ciudades costeras fueron las más afectadas.

Corrientes vivió uno de los episodios sanitarios más dramáticos de su historia a principios de 1900. La peste negra, o bubónica, llegó por el río, transportada en barcos repletos de ratas que amarraban en los puertos.

Según el antropólogo César Iván Bondar, el brote se originó en Paraguay en 1899 y se propagó rápidamente. El primer caso en Argentina fue una niña en Formosa. Hacia 1910, la enfermedad ya había alcanzado la ciudad de Corrientes, Empedrado e Ituzaingó, todas con fuerte conexión fluvial.

Frente al miedo y la incertidumbre, se aplicaron medidas extremas. Los cuerpos de las víctimas eran trasladados por el río hasta el cementerio, donde se los incineraba y enterraba con rituales especiales. Se cerraron puertos, se impusieron cuarentenas y se implementaron prácticas religiosas, como novenas a los santos para “frenar el avance” de la peste.

Además, comenzó una guerra abierta contra las ratas. La matanza de roedores fue masiva y se publicitaban productos raticidas en los diarios, junto a perros entrenados para cazarlas.

Aunque no fue la epidemia más letal que vivió Corrientes, el temor a los “bubones negros” dejó una marca imborrable en la memoria colectiva. La peste obligó a la sociedad a tomar conciencia sobre la higiene, la sanidad y el rol de la medicina. Con el tiempo, y gracias a los avances científicos, la enfermedad fue controlada. Pero el recuerdo de aquellos años oscuros aún perdura.