Tras haber invertido millones en la campaña de Donald Trump, Elon Musk cambia de rumbo, lanza duras críticas al Congreso y amenaza con crear un tercer partido político para enfrentar a los republicanos que apoyen el aumento de la deuda.
WASHINGTON. – Elon Musk vuelve a agitar la política estadounidense. Luego de haber aportado cerca de 288 millones de dólares para apoyar a Donald Trump y sus aliados, el empresario más rico del mundo sorprendió al anunciar que estudia lanzar un tercer partido político para enfrentar al sistema bipartidista de Estados Unidos.
Su enojo explotó tras la inminente aprobación de una ambiciosa reforma fiscal y migratoria impulsada por Trump, que va en contra de su postura de reducción del gasto público. “Los congresistas que prometieron achicar el Estado y luego votaron a favor del mayor aumento de deuda en la historia deberían avergonzarse. Haré que pierdan sus primarias aunque sea lo último que haga en esta vida”, escribió Musk en X (antes Twitter), red social que él mismo compró.
El magnate no se quedó en palabras. Ya anunció que financiará campañas contra legisladores republicanos que, según él, traicionaron a sus votantes. El primer objetivo será Thomas Massie, congresista por Kentucky, a quien Musk decidió apoyar luego de una sugerencia del exlegislador Justin Amash, conocido crítico de Trump.
Mientras tanto, la propuesta de Musk de crear un tercer partido ha sido recibida con escepticismo, incluso entre sus propios seguidores. Muchos consideran que debería enfocarse en sus negocios e innovaciones, en lugar de profundizar su irrupción política, especialmente ahora que su imagen pública ha sufrido un fuerte desgaste tras su intento fallido de influir en la Corte Suprema de Wisconsin y los conflictos generados por el “Departamento de Eficiencia Gubernamental” que él mismo promovió.
En el Capitolio, el anuncio de Musk no generó gran alarma. El senador republicano Markwayne Mullin declaró que “no tiene la menor importancia” y que el Congreso tiene cosas más serias en qué ocuparse. Sin embargo, el impacto de sus palabras no se puede subestimar: en la última semana, dos legisladores republicanos, Don Bacon (Nebraska) y Thom Tillis (Carolina del Norte), anunciaron que no buscarán la reelección, tras quedar en la mira de Trump.
El conflicto entre Musk y Trump, dos figuras poderosas y polémicas, parece estar apenas comenzando. La elección en el norte de Kentucky podría ser el primer round en una batalla política y mediática entre ambos.

¿Es posible un tercer partido viable en EE.UU.?
Históricamente, los intentos de quebrar el bipartidismo han fracasado. El caso más recordado es el de Ross Perot, quien en 1992 obtuvo el 19% de los votos populares, pero ninguno en el colegio electoral. Según Gallup, el 58% de los estadounidenses cree que hace falta un nuevo partido, pero las chances reales de éxito son mínimas.
“El sistema está estructurado para favorecer a demócratas y republicanos”, explicó Lee Drutman, del centro de estudios New America. “Crear un partido que tenga peso real en todas las regiones del país es extremadamente difícil. Si lo que Musk quiere es generar caos y marcar agenda, eso es más fácil que ganar una elección”.
Además, la extrema polarización política actual complica aún más el panorama. A diferencia de los 90, donde las diferencias entre partidos eran más difusas, hoy el electorado está dividido en extremos.
Trump y sus aliados han respondido con ironía a los planes de Musk. “Eso es la ketamina hablando de madrugada”, dijo Jim McLaughlin, encuestador del expresidente, en alusión a rumores sobre el consumo de drogas por parte del empresario. “Hoy el Partido Republicano es Donald Trump. Nadie necesita un partido de Musk”.
Elon no se rinde
Pese a las críticas, Musk sigue adelante. El 5 de junio lanzó la idea de su partido con una encuesta en redes donde preguntó si hacía falta una nueva opción que represente al “80% del centro”. Desde entonces, multiplica publicaciones con el nombre tentativo de “Partido de Estados Unidos” y advierte que lo lanzará formalmente si se aprueba la nueva ley presupuestaria.
Su ambición política genera tanto dudas como atención. ¿Puede realmente cambiar el juego o terminará siendo una nota más en la historia de los intentos fallidos de desafiar el sistema?
Lo cierto es que, con Musk, la política estadounidense tiene garantizado el show.